Cuando Edison, en 1879, fabricó la primera bombilla con luz incandescente, hizo varios experimentos previos, hasta conseguir la innovación. Es decir, en principio, la experimentación ha permitido la evolución de la humanidad. Hoy, en el ambiente preelectoral, escuchamos de los partidos tradicionales que, el nuevo partido que surge en Jaén es un experimento. Cuando hablamos de experimentos se definen varios conceptos: variable independiente o tratamiento a realizar, variable dependiente o efecto a medir, unidades de prueba o a qué o quién se aplica el tratamiento y las variables extrañas En el caso del nuevo partido, la variable independiente sería propuestas para mejorar Jaén, el potencial efecto sería posicionar Jaén como un lugar con más comunicaciones, más oportunidades de desarrollo profesional, más moderna, más sostenible, … Las unidades de prueba serían las personas que viven en Jaén y el efecto a medir sería mejorar la ciudad/provincia. En un experimento se debe, también, controlar las variables extrañas que son las que pueden afectar al resultado final o lo que se mide. Variables extrañas son el techo de cristal que tenemos la gente de Jaén, que pensamos que aquí no hay ná y virgencita, virgencita ¡Que nos dejen como estamos!
¿Es, por tanto, el nuevo partido un experimento? Yo creo que si lo es. Un experimento disruptivo, algo que puede aportar un rayo de luz a la oscurecida provincia de Jaén.
¿Dejarán los partidos tradicionales, expertos en la confrontación y el ninguneo a la provincia, que pulsemos el interruptor para encender la luz de Jaén, tal como nos la ofreció Edison? ¿Querrá la gente de Jaén tener luz?
¡Vivan los experimentos!
Antonio Cárdenas