Jaén Merece Menos, o JAÉN MERECE MÁS? Hace ya un tiempo, indefinido, que dejé de ver y oír los debates políticos en la televisión, que dejé de interesarme por las controversias de nuestros representantes en el parlamento porque, en la mayoría de los casos, me eran ajenas. O quizás mejor diría, que las más de las veces les afectaban a ellos mismos. Cuestiones como la Ley del Sí es Si, importante en su fondo, en sus formas se ha convertido en la madre de todas las guerras ideológicas, cuando al parecer -a mí al menos me lo parece- prácticamente la totalidad del arco parlamentario, están conformes con la reforma y su aplicación: algo que hoy por hoy me esfuerzo en entender.
No sigo los enfrentamientos que se producen a diario entre los dos, tres, cuatro o cinco grandes partidos de nuestro país. Sencillamente no me interesa. La guerra de cifras y datos estadísticas que proporciona el CIS o aquellos otros estudios “comprados” por este o por aquel partido político, y que al tiempo llenan las páginas de los diarios nacionales, me pregunto si preocupa a los jiennenses, o al resto de España. Otro ilustrativo ejemplo que me viene ahora, de sopetón, a la cabeza, son las leyes que cronológicamente, en función del caballo ganador en la meta, se imponen en materia de educación. Cuando se analizan en profundidad, son textos ideológicos, obedecen a un torticero intento de imponer por la fuerza del rodillo democrático las tesis del uno frente al otro. Estas, con un marcado período de caducidad en su etiqueta: las próximas elecciones.
Tomo la temperatura de la calle, y me confirma que a la inmensa mayoría de los mortales -y también de los inmortales- no nos interesa lo que en demasiadas ocasiones allí se debate, lo que en exceso allí se cuece. Lo consideramos palabras vacías, palabras y frases insignificantes, postureo de cara a las próximas elecciones. Los alineados con una u otra opción, ya están convencidos, no les mueven las realidades. Por desgracia para el espíritu crítico perdieron el don del análisis objetivo, se volvieron pusilánimes, se infectaron de ablepsia intelectual.
Sin embargo, detrás del espejo de las ilusiones, donde se vive la realidad de cada día, a pie de tierra, en la calle, la sensación es muy distinta. Nos preocupa las altas de desempleo de la provincia, nos ofusca la desindustrialización, nos desasosiega que los políticos profesionales nos hayan abandonado, me intranquiliza que los proyectos prometidos estén colonizados por telarañas, nos desvela el futuro, nos aflige la tristeza colectiva, en ocasiones consentida porque perdimos la pasión por la lucha.
Se olvidaron de nosotros, y nosotros nos olvidamos de recordarles porqué están ahí, para qué están ahí, por quién están ahí, quienes los pusimos y quienes podremos quitarlos.
En Jaén, esta provincia que amamos, sencillamente sentimos que nos han abandonado, que los políticos han tirado de la cisterna de las promesas y estas se han diluido por el retrete. Sentimos el vacío a nuestro alrededor.
Luchamos por el plan COLCE y nos apuñalaron por la espalda. Reivindicamos la llegada del AVE a una provincia que es centro estratégico para las comunicaciones, y miraron para otro lado. Abogamos por el prometido y no cumplido Pet-Tac para combatir el cáncer, -por cierto, que estamos a la cola en ratios de personal sanitario-, el Green Space Jaén que nos hurtarán. Y una vez más tengo la sensación de que se ríen de nosotros.
Hace unos años surgió la plataforma JAÉN MERECE MÁS, que insufló esperanza a los jiennenses, de cualquier color y de cualquier tendencia política, a todos aquellos que estábamos hartos del olvido. Pensábamos que representaba, sin ambages y sin fuegos de artificios, las reivindicaciones históricas de un pueblo que a lo largo de los siglos supo dar su sangre en batallas tan decisivas como Baecula, como Las Navas de Tolosa o más recientemente la Batalla de Bailén. Pensamos que nos merecíamos más, por la sangre derramada, por nuestro compromiso con la democracia, por nuestro andalucismo, por nuestra españolidad, pero una vez más nuestros gobernantes nos han defraudado.
Eso sí, muy pronto llamarán a nuestras puertas para vendernos la moto de sus bondades, de sus falsos proyectos, de sus histriónicas ofertas vacías de contenido, en la seguridad de que otra vez más nos sentiremos estafados y ninguneados.
Tal vez haya un rayo de luz al fondo del túnel. Jaén Merece Más se presentará a las elecciones municipales como partido político. Su ideario está claro: luchar por la provincia de Jaén, para sacarla del ostracismo y del olvido, al margen de ideologías políticas, y sin -como dicen ellos mismos- sin mochilas que lastren su recorrido.
Yo, y muchos más, nos hemos subido a este vagón, que sí pasa por Jaén, en un intento desesperado de recuperar el aliento perdido en la industria, en las telecomunicaciones, en el empleo, en el desarrollo, en la cultura, en el arte, en el deporte, de recuperar el futuro. Ansío poder quedarme en esta tierra, como suspiran nuestros hijos, y lo harán si esta tierra le ofrece las oportunidades que se les adeuda, y que exigiremos en su momento.
El gentilicio de Jaén es jiennense, jaenero, y a los insurrectos de Jaén Merece Mas les correspondería el gentilicio de héroes, como aquellos de nuestra juventud: El Jabato, El Capitán Trueno, como los de ahora: Thor, Spider Man, Storm, Capitán América.
¿Jaén Merece Menos?
No se pide la luna, que ya la tenemos, tampoco las estrellas, que las tocamos, ni el mar -disfrutamos de un inmenso mar de olivos-, pedimos la justa porción de la tarta que nos corresponde, que los hombres que hemos colocado en puestos de responsabilidad, giren sus miradas hacia esta tierra y apuesten por su futuro. ¿Merecemos menos?
Nicolás Manuel Ozáez Gutiérrez